Así estaba antes |
Yo lo que tenía claro es que o lo quitábamos ahora con la obra, o nunca. Porque ponerse a alisar paredes una vez viviendo en un piso es de locos. Y además saldría mucho más caro por tener que apartar trastos y muebles, y tener que limpiar bien después.
Le di muchas vueltas al tema hace unas semanas, cuando había que decidir qué hacer. Ni me parecen tan bonitas las paredes lisas, ni tan fea la gota. Los techos tenían que alisarse, seguro, porque el gotelé en el techo sí me parece feo. En mi casa actual tengo gota en el techo (ya estaba así) y cada vez que miro para arriba parece que me llueva encima. Las paredes, me daba igual. La gota era fina, así que una vez pintada quedaría bien.En casa de mis padres siempre han tenido gotelé, y a mí me gusta.
Las dudas se me aclararon cuando el electricista empezó a abrir rozas en las paredes para cambiar los cables eléctricos y añadir los enchufes y llaves que yo había pedido. Que son muchos, por cierto. Las paredes, especialmente el pasillo y el comedor, quedaron surcadas de galerías gigantes como las de los hormigueros de los reportajes de la tele a los que les ponen un cristal por encima y así se investiga cómo se mueven y trabajan las hormigas. Venga agujeros, venga grutas. Daba impresión. Todo eso después había que taparlo y disimularlo, echándole gotelé y más gota también a lo ya goteleado, para igualar. Empecé a imaginarme las paredes tal cual una fabada asturiana, llena de faves amontonadas y pegadas, con su chorizo y su panceta.
Alisando techos |
Pared del salón ya lisa. Falta lijar y pintar. |
Eso había que impedirlo.
Así que todo liso.
Decidido.
En cuanto al precio, pues según cómo se hagan las cuentas. Una ganga, no es. Pero una vez metidos en materia y considerando toda la obra, tampoco es tanto. Los techos de los baños de todos modos van con pladur, así que nada que alisar. Los otros techos ya los tenía presupuestados porque necesariamente quería que los alisaran. Y el resto de paredes, entre el gotelé para tapar rozas que te evitas, paredes que no se ven como la del mueble del comedor, y la pared nueva del armario empotrado al que le han dado la vuelta, al final me pareció razonable.
¿De qué color vas a pintar?
ResponderEliminarHabía elegido un blanco roto crema pero hoy he visto la primera mano en el salón y no me gusta. Me parece igual de blanco que el techo, no se distingue. Mañana tengo que volver a pensarme qué hago. Yo buscaba un beige claro, o color champagne, no tan blanco.
ResponderEliminarTambien se lleva mezclar colores o poner papel... quin cacau! :-)
ResponderEliminarYo a tanto no me atrevo !!
EliminarJajajajaja, qué humor. Para mi el gotelé era esencial cuando me quería dormir o pasaba horas en cama con anginas, pues las gotas de pintura se me hacían figuras que me hacían más amena la enfermedad. Pero sé que la moda es quitarlo y quedan muy bonitas. Muy mal lo tienes que hacer para que te saque pegas y tienes buen gusto.
ResponderEliminarPedro.
Vamos, que el de los gigantes en los molinos, o era primo tuyo o es que es algo endémico !
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