Todo no iba a ser guay. En dos tandas de lluvias de este invierno, dos goteras. Una en la entrada al principio del invierno, y otra en primavera, en el pasillo al lado del dormitorio de la niña.
¿Por qué este año han salido goteras y otros años no?
Pues porque el verano pasado se cambiaron las tejas del edificio, y muy bien no debían de estar puestas.
Han venido los de las tejas a arreglarlas, la gotera de la entrada que fue la primera, no ha vuelto a salir. Y la del pasillo que fue la segunda, no lo sé, porque no ha vuelto a llover fuerte desde que me dijeron que habían reparado el tejado.
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Gotera 1: En la entrada. Dos manchotas aparecen en plena tormenta. En noviembre del año pasado. |
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Las manchas de la entrada crecen y llegan a la pared. Tras revisar las tejas, esta mancha se secó y eso que ha vuelto a llover mucho. Yo creo que ya se podría pintar. |
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Gotera 2: En el pasillo al lado del dormitorio. Ésta salió en marzo, en un chaparrón bestial que tuvimos. Vinieron los de las tejas, dicen que las arreglaron, volvió a llover, volvió a salir, y volvieron a venir a arreglar las tejas. Ahora estamos en espera de nuevas lluvias para estar seguros de que ya se puede pintar. |
Tienen que venir del seguro a pintar todo, esta semana a ver si les llamo para ver hasta cuándo tengo tiempo. Porque a mí me gustaría esperar a que lloviera mucho otra vez, y comprobar que la segunda gotera está arreglada también. Que si no, para qué.
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